miércoles, 18 de mayo de 2016

Vaguedades X: Rosalía de Castro


Tenía una vez un clavo
clavado en el corazón
y ya no recuerdo si era aquel clavo
de oro, de hierro o de amor.
Sólo sé de él que me hirió tan hondo, 
que tanto me atormentó, 
que día y noche sin cesar lloraba
cual lloró Magdalena en la Pasión. 
"Señor que todo lo puedes
- le pedí una vez a Dios -,
dame valor para arrancar de un golpe
clavo de tal condición".
Diómelo Dios, lo arranqué;
... ¿quién lo dijera...? Hasta hoy
ya no sentí más tornentos
ni supe que era el dolor;
sólo supe que algo me faltaba
en donde el clavo faltó
y aún sentí, aún sentí nostalgia
de aquella pena... ¡buen Dios! 
Este barro mortal que envuelve el alma
¿quién lo entenderá, Señor?..