Tu abrigo blanco perdiste
en las orillas del mar,
de él te deshiciste
para no verlo nunca más.
Cuando en la cuenta caíste
de que él te dejó de amar,
volvé rogando pediste,
ya no pudiste regresar.
A quien tu corazón diste
ya no te querrá abrazar,
a tu desgracia asiste
sin su semblante inmutar.
Fue cruel, amargo y triste
el solitario marchar,
a tus hermanas heriste
ellas no querrán ayudar.
De tu familia huiste
ya no te han de perdonar,
aquel con quien te fuiste
de ti se quiso aprovechar.
Muda irás eternamente,
junto al mar has de llorar,
ya nadie podrá tenerte
y nunca podrás retornar.
Triste, sola eternamente
por el mundo has de vagar,
plañirás inútilmente
y tu casa habrás de añorar,
tu familia no podrá verte,
del hombre no te has de fiar.