lunes, 30 de marzo de 2009

XXIV: Gustavo Adolfo Bequer



Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama;

dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arrancan,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;

dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata;

dos jirones de vapor
que del lago se levantan
y al juntarse allá en el cielo
forman una nube blanca;

dos ideas que a un par brotan,
dos besos que aun tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.

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