martes, 24 de junio de 2008

Cages (Jaulas): Dave McKean (conclusión)


“¿QUÉ HAS HECHO?” El gato corrió por la calzada hasta donde se encontraba Dios descansando.

“QUÉ DEMONIOS SIGNIFICA ESTO? ¿TE DAS CUENTA DE LO QUE HAS HECHO?” Gritó el gato.

“Sí” contestó Dios “verdad que es extraordinario”

“¡CÓMO! ¿QUÉ? ¡ESTAS DE BROMA! ESTO ES UNA BROMA DE MAL GUSTO ¿VERDAD?”

“Ya se calmarán, tranquilo.”

“¿TRANQUILO?”, Gritó el gato. “¡PERO SI ESTÁN MATANDO A LOS ANIMALES, A LOS PÁJAROS, A TODO! ¡ESTO NO PUEDE SER LO QUE TÚ QUERÍAS!”

“Son impredecibles, sus imperfecciones les vuelven hermosos.”

“¡Eso es ridículo! ¿Cómo puedes querer algo semejante? El hombre está amargado y confundido.”

“Acabarán por tranquilizarse”, dijo Dios.

“¡Ah, maravilloso! ¿Cuándo? ¿Antes o después de haberlo matado todo?”

“No tengo ni idea”, dijo Dios. “¿Verdad que es maravilloso?”

“Me rindo, me rindo. ¡Y pensar que estaba dispuesto a dar cualquier cosa por crear… esta BARBARIDAD! ¡Pues haz algo, porque yo me niego a vivir con este hatajo de bastardos!”

Dios se enfadó y se encaró con el gato. “Así me agradeces que te haya regalado la vida. No quiero volver a oírte quejar. ¡Y además, sabed que estoy harto de todos vosotros!”, dijo Dios, dirigiéndose al conjunto de los animales. “Vuestra insípida charla me aburre, así que os voy a arrebatar el don del habla que os obsequié ¡A ver si así os acordais de los otros dones que os quedan!”

Y Dios arrebató el don del habla a todos los animales con un simple pensamiento. Porque El podía hacerlo.

Mientras la humanidad se hacía más preguntas. Y buscaban las respuestas en medio del poder y la fuerza, las mentiras y la destrucción.

Artistas y escritores crearon locuras tangibles con la sangre de las victimas de los guerreros.

Y cuando Dios se percató de lo atroz de la maldad humana, ya le habían rodeado y amenazaban con cortarle Su perfecta cabeza.

“Me habéis sorprendido, mis hermosas y torturadas criaturas”, dijo Dios.

Las nubes de rabia humana se ciñeron entorno de Dios y los guerreros atacaron.

Dios huyó, El amor que sentía por Su creación fue en aumento, aunque cada vez se veía más perseguido y acosado.

Por último, cuando las armas primitivas del hombre se tiñeron de sangre, Dios fue expulsado de Su mundo, que quedó convertido en una cosa destrozada y ensangrentada, manchada de rojo la negrura y el hombre se quedó completamente solo.

jueves, 19 de junio de 2008

Cages (Jaulas): Dave McKean (2ª parte)


Y el hombre era perfecto.

Lo entendía todo

Y la extraña y fascinante complejidad de su existencia tenía sentido para él. El hombre era la mejor de las creaciones divinas, veía con los ojos de Dios he hizo del mundo su casa.

“¡No, no y no!” exclamó Dios, desesperado. “¡No está bien!”

“¿Qué pasa ahora?”, preguntó el gato.”Míralo tú mismo”, y Dios señaló al hombre que estaba ayudando a bajar de un árbol a un pequeño animal.

“Se le ve a gusto en el mundo.”

“¿Y qué?”

“Me pone enfermo, ¿A ti no?”

El gato no acababa de ver el problema.

Todo son pautas. Todo influye sobre todo, pues en efecto, la vida entraña la muerte, que entraña la vida; pautas sencillas y maravillosas.

“¿Y qué?”, preguntó el gato. “A mi me funciona.”

“Si pero ahí se acaba todo. Cuando as colocado en su sitio todas las piezas del rompecabezas, ya está. Se acabó. No hay misterio ni enigma…”

“¿no hay cambios? Preguntó el gato, que intentaba seguir el hilo del pensamiento pero sin conseguirlo.

“¿Sabes qué? Hubiera dado lo que fuera por que mi obra me hubiera sorprendido aunque sólo fuera una vez.”

“¿Qué te iba a sorprender, si tu lo sabes todo de antemano?” dijo el gato.

“Es como una maldición” dijo Dios.

Y el tiempo, nube plúmbea que extiende su desolada sombra sobre la tierra, pasó.

Y Dios se dio cuenta de que había maldecido a la humanidad a su imagen, y así, un día hizo reunir a todos los hombres y mujeres y les puso al corriente de su decisión, que ellos no tenían por qué saberlo todo y, con un simple pensamiento, Dios les arrebató parte de su saber.

Luego Dios se sentó para ver qué pasaría a continuación.

El tiempo, una hoja, una nube, se había olvidado.


Continuara...


miércoles, 18 de junio de 2008

Cages (Jaulas): Dave McKean (1ª parte)


Al principio Dios creó el mundo porque pudo.

Creó sus paisajes, sus aguas, sus cielos y su vida he hizo de todo ello su casa.

La vida era particularmente apremiante, de una variedad infinita, siempre cambiante siempre perfecta. Los animales querían a su Dios y vivían para reverenciarle.

El tiempo hoja transportada suavemente por la punta de los dedos de una brisa, pasó.

“A veces”, le dijo dios a uno de Sus gatos, “resulta fácil sentirse satisfecho por lo que no cuesta esfuerzo, sobretodo cuando todos te dicen que está bien.” Y Dios revisó el mundo que había creado y vio que era inexorablemente perfecto.

“Puedo crear lo que se me antoje, mi imaginación es ilimitada”, dijo Dios. “Pero entonces, ¿Por qué me siento descontento con mi obra?”

“No sé, creo que es un buen trabajo”, comentó el gato abstraído.

“Eso creo” dijo Dios. “O sea, cumple con lo previsto, no hay duda. Pero el caso es que no dejo de preguntarme a que viene todo esto.”

“Bueno, tú lo hiciste, deberías saberlo.” dijo el gato.

“Verás ahora que lo tengo hecho no me parce tan… fascinante como me pareció cuando lo concebí.”

El gato, con pesar, miró allende su creador.

“Lo que más me gusta son los pájaros”, dijo.

“Sí” dijo Dios, “los pájaros también me gustan a mi. Oh, no sé. Creo que necesito un respiro.”

Y el tiempo, la vida de una mosca engullida por un pez, la vida del pez engullida por el gato, pasó.

Y Dios encontró un lugar tranquilo y solitario del mundo y escudriñó en Su interior en busca de inspiración y se creó a Si mismo de nuevo, un espejo un reemplazo un hombre.

Continuará...